SIERRA NEVADA, NUBE AMARILLA Y SIERRA NEVADA EN OTOÑO DE JOAQUIM SOROLLA
SIERRA NEVADA, NUBE AMARILLA 1910
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Sierra Nevada , Nube Amarilla óleo sobre lienzo 50x 70 cm Colección particular |
Sorolla había viajado tres veces a Granada en los años 1909, 1910 y 1917 . Da cuenta de la inagotable actividad viajera del artista el hecho, de que , en estos tres años , sólo se había detenido en la ciudad del Darro unos pocos días.
Concebido con la espectacularidad de una vista casi abstracta Sierra Nevada, Nube amarilla supone ya en estos años un verdadero revulsivo en el mundo del paisaje español, siendo quizás uno de los cuadros más audaces que pintó nunca . Se atreve con una paleta muy impresionista de azules y malvas subidos, con brillantísimos destellos de blanco y amarillos .
Todo ello es aplicado en suaves transparencias superpuestas que anuncian una exaltación colorista, una riqueza de factura muy intensa , que será definitoria de su estilo en los últimos años .
La sutileza y levedad , tanto plástica como conceptual de esta obra despojada de cualquier tema o acnécdota nos podría llevar a pensar que se trata de un boceto o un bosquejo. Nada más alejado de la intención del pintor valenciano : el mismo formato del cuadro de 50x 70 cm desmiente esta posibilidad.
Su verdadera intención se centra en captar la emoción que le produce la dinámica y veloz impresión del maravilloso panorama de un atardecer en la sierra .
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SIERRA NEVADA EN OTOÑO GRANADA 1910 ÓLEO SOBRE LIENZO 81,5X 106,5 cm Museo Sorolla, Madrid |
Le acercan a la estética impresionista los incomparables matices de rosas, violetas y azules, el dinamismo de la composición , resuelta en varias franjas de calidades cromáticas diferentes , la utilización de los colores como luces para crear con ellos diferentes formas , logrando infundir movimiento dinámico a realidades que son , en si mismas, estáticas . En fin, el gusto por tratar un mismo tema o motivo desde diversos ángulos o puntos de vista y a diferentes horas.
En Sierra Nevada en otoño , la imprimación en gris al igual que el cielo , plomizo y sin nubes , con toques de blanco en la cumbre de las montañas y en algunas partes del caserío. La composición del cuadro se desarrolla en varias franjas , tratadas con calidades cromáticas diferentes y llevadas a cabo de forma muy sintética.
Pintura ligerisímamente aplicada que parece difuminar las pinceladas y deja al descubierto parte de la trama del lienzo . Esta levedad nos habla de una tarde de destello otoñal en la que parece que la montaña se funde en el cielo.
Mercedes Tamara Lempicka
16 diciembre
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